Aunque en Galicia no es tan infrecuente encontrar una lujosa cafetería a pocos metros de un solar lleno de berzas, lo cierto es que el país vive un despertar a un fenómeno reciente: la horticultura urbana. Arteixo y Tui, en dos de las esquinas del mapa, son ejemplos de la tendencia, que abarca ya decenas de miles de metros cuadrados en Galicia. El Concello tudense espera dar la semana que viene el último empujón a su normativa para iniciar el sorteo de las parcelas, en tanto que el arteixán se prepara para ejecutar una obra de acondicionamiento que revertirá, probablemente este verano, en el reparto de unos dos mil metros cuadrados entre los vecinos que se animen a cultivar pequeñas huertas junto al paseo fluvial. En ambos casos, los vecinos no paran de preguntar. Tras conocer el éxito de la experiencia en otros ayuntamientos pioneros, algunas corporaciones empiezan a ver las ventajas de la iniciativa. Por una parte, el concello ofrece prácticamente a coste cero una oportunidad de ocio a sus ciudadanos y, por la otra, consigue un mantenimiento gratuito de solares y parcelas, que, de otra manera, tendría que limpiar varias veces al año.
Por el momento, lo que no decrece es el interés vecinal por acceder a uno de estos huertos en los concellos que los han acondicionado. En Santiago, donde hay varias iniciativas en marcha, fueron entregadas recientemente 37 nuevas parcelas en Fontiñas, para las que se habían postulado 164 solicitudes.
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