jueves, 16 de febrero de 2012

El origen del Camino de Santiago


El descubrimiento de los restos de Santiago el Mayor se sitúa en el S.X, en la zona por aquel entonces conocida como el Libredon. Aquella abrupta región propensa a la niebla tenía un frondoso bosque que ocultaba un secreto desde hacia siglos. 

En la madrugada de una noche clara, un monje llamado Pelayo divisó unas luminarias encima de aquellas colinas y se lo comunicó de inmediato al Obispo Teodomiro. Juntos se adentraron en el inaccesible robledal con ánimo de desentrañar el misterio.

En medio de la espesura, protegidas por la vegetación y la hojarasca, esperaban las ruinas de un arcaico templete católico. Ya en el interior de la  milenaria capilla desenterraron los anegados accesos a la cripta. Y allí abajo, en la pequeña necrópolis, encontraron tres sarcófagos. Uno de ellos protegía los restos del apóstol Santiago.

El sepulcro, que se había convertido en leyenda desde el S.VIII, era una realidad. El rey de Asturias por aquel entonces, Alfonso II el Casto, se acercó hasta el mítico enclave y mandó edificar allí una pequeña iglesia que con el paso de los siglos se convertiría en un icono del catolicismo. Fue el primer peregrino de la historia.

Imagen: gaiaonline

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